Dios no aprueba la cremación
Ni siquiera las cremaciones son consideradas en el Cielo. Con la cremación todo es eliminado. De esta manera ni siquiera se puede llevar a este cadáver a la Iglesia o al cementerio y acompañarlo. Se reduce únicamente a un poco de polvo o de cenizas. La cremación no va según el pensamiento de Dios.
Es mucho mejor y ayuda al alma del difunto en los momentos en que ha de estar rindiendo cuentas de su vida, el conjunto de constantes Oraciones, Misas y Rosarios que se hagan desde que ha fallecido, durante toda la velación.
El cuerpo del difunto, en su cajón o féretro, debe velarse de preferencia en casa, y no en las Funerarias donde se deja el cuerpo a solas y se busca más el consuelo de los deudos y el confort de las visitas o acompañantes. Orar incesantemente es lo que urge y necesita su alma para que le ayude a su paso hacia la eternidad.
Mucho menos deben hacerse velaciones con música y bebidas alcohólicas, que atrae demonios y crea un ambiente poco cristiano y en nada ayuda al alma del difunto.